martes, 28 de agosto de 2012

Mi cuerpo



¡Bendito sea mi cuerpo!, es lo mejor que me ha pasado. Todo lo que me sucede y lo que hago es a través de él, el placer, el dolor, la risa, el calor, el frío, escribir, ver, disfrutar, comer, amar, dormir.
Mi vida sucede en mi cuerpo, mi mente es mi cuerpo, mi espíritu está en mi cuerpo, mi alma se une a mi cuerpo, mi creatividad sale de mi cuerpo. Nada más por eso lo adoro, si pudiera agarrarlo todo a besos lo haría, mi cuerpo me dice que estoy viva y cómo es la vida que llevo. Y todo esto lo digo y escribo con el corazón, aquí frente a este frío monitor, y si miro mi reflejo frente aún espejo lo que puedo ver es una mujer que refleja la seguridad que me han dado los años y esas canas que ya empiezan a aparecer en mi cabello, pero el espejo frío no es la herramienta que necesito para verlo. Mis piernas me sostienen todo el día, son fuertes y firmes, mis pies me llevan a donde yo quiero, mis ojos me permiten ver las letras que escribo, son una bendición (aún con las arrugas). Mis manos me permiten tocar el cuerpo del hombre que amo, acariciar a mis hijos y hacer de comer, son divinas. Para valorar mi cuerpo necesito verlo como si fuera alguno de mis hijos. Mi cuerpo es mi hijo y yo lo adoro como su madre que soy, lo cuido, lo quiero, lo acepto, lo cultivo, lo mejoro, lo perdono. El espejo me dice lo que ven los otros... Una apariencia con maquillaje, pero no me dice cómo soy. Solo el espejo de mi casa, es el que me conoce sin ropa y sin maquillaje en mi rostro. Yo salgo de mi casa cada mañana dispuesta a la vida, sabiendo que soy este cuerpo sano e imperfecto. Reconociéndome así, soy capaz de ser creativa y hacer muchas cosas imperfectas, sanas y bellas, la creatividad no es perfecta, sólo es creativa.

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